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Águila calzada

Águila calzada
Águila calzada
 Las áreas forestales y parcialmente arboladas de España, en particular las regiones del centro y el oeste de la Península, cuentan con la mayor población europea de una rapaz viajera, de vuelo ágil y aspecto estilizado, que se alimenta sobre todo de aves medianas, conejos y lagartos. Se trata del águila calzada, un ave que puede presentar dos fases de coloración diferentes y que, al contrario que otras rapaces, parece mantener poblaciones estables o en ligero aumento.

Nombre en otras idiomas:

Científico: Hieraaetus pennatus

Gallego: Aguia calzada

Catalán: Àguila calçada

Vasco: Arrano txikia

Inglés: Booted eagle

Es habitual en España, residente como de paso en el periodo estival.

Ave del orden Accipitriformes y de la familia Accipitridae.

Mide entre 42 y 51 cm de longitud.

Su envergadura ronda los 110 y 135 cm.

Es una rapaz de tamaño medio, formas estilizadas, alas largas y estrechas, tarsos completamente emplumados y vuelo ágil, que se caracteriza por presentar dos plumajes completamente diferentes: uno claro, mucho más frecuente, y otro oscuro, además de coloraciones intermedias entre ambos. Esta característica nada tiene que ver con el sexo o la edad del ave. Los ejemplares con plumaje claro lucen una tonalidad casi blanca en las partes ventrales, aunque la zona de la garganta y el pecho aparece variablemente listada, a excepción de las rémiges, que son casi negras, y la cola, de tonalidad grisácea. En el plumaje oscuro dominan los tonos acastañados de diferente intensidad en las regiones ventrales, lo que, dado el tamaño del ave, puede llevar a confundirla, sobre todo si las condiciones de observación no so óptimas, con rapaces de coloración y porte parecidos, como el milano negro o la hembra de aguilucho lagunero. El plumaje intermedio es similar al pálido, pero rojizo o parduzco, en lugar de blanquecino. Dorsalmente, todas las fases de color son idénticas, con el obispillo pálido, llamativas plumas escapulares de color blanco y un característico diseño de plumas doradas, parduzcas y marrones. El joven, por su parte, presenta las coberteras alares, sobre todo, las grandes, con bordes pálidos, en tanto que el pecho y la garganta aparecen más listados que en los adultos. En vuelo, las alas y la cola revelan un fino borde posterior pálido. En las regiones dorsales, las coberteras alares dibujan un panel longitudinal de color muy claro, más evidente que en el adulto. Otro carácter distintivo de la edad es que los inmaduros tienen las alas más estrechas que el adulto.

Su sonido más característico es un grito estridente y aflautado, fli fli fli.

En España suele verse de Marzo a Septiembre.

La especie ocupa principalmente Europa meridional, África del norte y austral y una franja en el sur de Asia que se prolonga hasta su extremo oriental. Durante la invernada, el grueso de la población se instala en el África subsahariana y en el sureste asiático, aunque algunos ejemplares se distribuyen por la cuenca del Mediterráneo. No presenta subespecies.

El águila calzada se extiende por buena parte de España, si bien escasea en la cornisa cantábrica, Galicia, parte de Aragón y Levante, en tanto que en la mitad sur de la Península se distribuye irregularmente y se hace más rara en Andalucía oriental, el valle del Guadalquivir y La Mancha. Las mejores poblaciones se dan en las regiones del centro peninsular y en algunas provincias andaluzas, donde puede llegar a ser la rapaz más abundante en muchos lugares. Cría también en Baleares, pero falta en Canarias, Ceuta y Melilla, donde si puede aparecer, aunque es rara, en paso y durante la invernada.

Se trata de un ave fundamentalmente migradora de largo alcance, aunque los ejemplares de Baleares se muestran sedentarios. En los últimos años se viene registrando un cierto número de individuos que pasan el invierno en las marismas del Guadalquivir y en las provincias costeras del Mediterráneo, lo que se interpreta como un fenómeno relacionado con posibles procesos de sedentarización. Los ejemplares jóvenes, tras su emancipación, emprenden una serie de recorridos erráticos que suelen conducirlos hasta el noreste de España. El paso posnupcial por el estrecho de Gibraltar se detecta principalmente en septiembre, aunque muchos ejemplares demoran el cruce y se pueden observar aves hasta bien entrado el otoño. El retorno a las áreas de reproducción tiene lugar entre marzo y mayo.

La población europea se estima en 4.400 – 8.900 parejas reproductoras y se considera estable. El contingente español de la especie, el más importante a escala europea, se cifra en un mínimo de casi 3.000 parejas, buena parte de las cuales se hallaría en el área centro-occidental de la Península. En cuanto a su tendencia en las últimas décadas del siglo XX, la mayoría de los autores sugieren un aumento de la población peninsular, incluso acusado en muchos lugares, y un descenso en Baleares.

Aunque se trata de un ave eminentemente forestal, no es muy exigente en cuanto al hábitat, ya que se instala sin dificultad en una gran variedad de formaciones forestales o semiforestales, desde el nivel del mar hasta, aproximadamente, los 1.600 metros de altitud. Así, es posible observarla en pinares de montaña, bosques caducifolios (robledales, castañares), alcornocales, encinares, quejigares, sotos ribereños, dehesas, bosquetes isla y hasta en pinares de repoblación. En Baleares se decanta mayoritariamente por asentarse en cortados rocosos. Precisa, como norma, de parajes arbolados para criar, pero suele frecuentar tambien áreas semiarboladas, claros de bosque, matorrales abiertos, paisajes en mosaico, pastizales o cultivos, ya que es allí donde obtiene buena parte de sus presas habituales.

Las aves constituyen, en la mayoría de las regiones, el grueso de la dieta de esta rapaz. Normalmente, elige especies de tamaño medio, que varían en función de las disponibilidades del hábitat que ocupan, si bien sus presas más comunes son palomas torcaces, perdices, mirlos, zorzales, rabilargos, urracas, arrendajos, abubillas o codornices. El conejo es el mamífero que más consume y, allí donde todavía abunda, se constituye una pieza básica de la alimentación del águila. No es infrecuente que capture también algunos reptiles, en particular lagartos ocelados, y que, en épocas de escasez, atrape grandes insectos, como saltamontes y langostas.

Al reinstalarse en su territorio de nidificación, las águilas calzadas inician una serie de espectaculares vuelos nupciales que permiten la consolidación de la pareja, tras lo cual, proceden a la construcción de un nido o a la reparación del usado en años anteriores. Salvo en Baleares, donde prefieren los cortados rocosos, lo ubican siempre en la horquilla de un árbol, a una altura variable entre los 6 y los 16 metros. Se trata de una estructura algo desordenada de palos, tapizada con ramas frescas, que puede alcanzar 1-1,2 metros de diámetro y medio metro de altura. La puesta tiene lugar entre mediados de abril y mediados de mayo, según las regiones, y consta habitualmente de dos huevos (en ocasiones uno y raramente tres) de color blanco, que se cubren de motas pardas a lo largo del proceso de incubación. Esta se prolonga durante 36-38 días y corresponde esencialmente a la hembra, mientras que su compañero se ocupa del aporte de presas. Los pollos nacen a lo largo de junio y son atendidos por ambos adultos, aunque la hembra permanece más tiempo con ellos. En unos 50-55 días, a veces, algo más, se desarrollan completamente y abandonan el nido, aunque no se independizan hasta dos semanas después.

Se han citado como principales amenazas para la especie la degradación de áreas forestales por talas e incendios y las bajas ocasionadas por la caza ilegal, especialmente durante el periodo de la media veda. También suponen una fuente de problemas el expolio de nidos, las colisiones y electrocuciones en tendidos eléctricos, las molestias por la apertura de pistas, las actividades forestales o ganaderas cerca de los nidos y la acumulación de plaguicidas organoclorados. El águila calzada aparece en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial.

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